
Ya queda menos para despedirse de todo: de los momentos de risa, de las noches enteras hablando juntos en el sofá, de las guerras de agua en el salón, de los tartazos de cumpleaños, de los paseos en carrito de la compra, de las noches de parchís en el museo, del señor del 3 con mocho en cazuela, de los "I fucked my american cunt, I loved my english romance", de las bromas telefónicas, de las disecciones de los perros-jamón, de las entradas a la cafetería tiritando por los -10 ºC de la calle, de ir a clase viendo la nieve caer, de los "quien sabe", los "vete tú a saber", los "eres idiota!?", de los post-it plagando las paredes, de los cafés con leche y dos de azúcar mientras suena Lisztomania.
Cómo voy a echar de menos esos cafés con leche y dos de azúcar mientras suena Lisztomania...
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